Dicen que cualquier lugar es bueno para dejarnos llevar por la pasión y tener un encuentro lujurioso con nuestra pareja. Pero, ¿es esto así de verdad? Conocemos de casos en los que la gente ha tenido sexo en los lugares más insospechados, en situaciones que, desde luego, no catalogaríamos como ideales. En una boda, pero también en un entierro. En un avión, a miles de metros sobre la tierra, y en alta mar, en un yate de lujo. En unos premios o en los lavabos de una discoteca. En la cama de un hotel al que no sabes cómo has llegado, o en el coche de tu acompañante, aparcado en cualquier descampado medianamente discreto. El “aquí te pillo aquí te mato” es el causante de muchas de estas situaciones en las que no pensamos demasiado, porque solo queremos disfrutar de un rato de pasión.
El deseo muchas veces nos puede, e incluso dejamos atrás nuestros remilgos a la hora de hacerlo en un lugar público. Ahí, a la vista de todos, pero de manera discreta… en la mayoría de ocasiones. Porque vivimos en la época de los celulares con cámara profesional, y cualquier cosa que hagamos en público quedará inmortalizada para siempre. Hay gente a la que no le importa eso lo más mínimo y se han dejado llevar por la pasión en conciertos, celebraciones e incluso en la playa, siendo filmados por la gente a su alrededor. El sexo no tiene nada de malo, pero es cierto que hay situaciones en las que encontrarnos con una pareja haciendo el amor puede ser algo bastante chocante. Si hay niños delante, la situación puede ser considerada incluso delito, por exhibicionismo o comportamiento inadecuado en público. Este tipo de situaciones no suelen llegar tan lejos, pero es cierto que el gusto por tener sexo en público es algo cada vez más común. Las nuevas generaciones son más abiertas de mente en este sentido, y no tienen tanta vergüenza a mostrarse sexualmente activos ante otros. De hecho, tener sexo en la playa es una de las fantasías más habituales, tanto para ellos como para ellas.
Una fantasía muy común
Lo hemos visto en multitud de películas y series, tanto que ya se ha convertido en un cliché. El beso bajo la lluvia de los enamorados, con la música romántica de fondo. El polvo en la playa, embadurnados de arena y dejando que las olas choquen con sus cuerpos… Es algo que en pantalla queda genial, una situación que se viene repitiendo desde hace décadas casi como la quintaesencia de lo romántico y lo prohibido. Será por eso que muchos tienen en la cabeza realizar esa fantasía con sus parejas, o con alguna chica que conozcan. Para ellas, el sexo en la playa también tiene ese punto romántico de hacerlo bajo las estrellas, con el sonido del mar de fondo como banda sonora. La situación es tremendamente excitante, pero por supuesto, no suele ser perfecta.
Lo excitante de hacerlo en público
El sexo en la playa es una de las fantasías que se engloban dentro del sexo en público. Tener encuentros en cualquier lugar público donde podamos ser pillados es, de hecho, algo muy recurrente entre los deseos carnales de los hombres y las mujeres. Ese punto morboso de poder ser descubiertos en cualquier momento, de no saber si hay alguien espiando lo que hacemos, nos pone muchísimo. No hace falta que sea un lugar repleto de gente, solo que sea en un sitio público al que los demás puedan acceder. Desde la piscina de un hotel hasta los baños de un restaurante, pasando por los matorrales de un parque, o la arena de una playa, a altas horas de la madrugada. Hacerlo en público y al aire libre siempre aporta un punto más especial al encuentro.
Hay parejas que, de hecho, han llegado a tal punto de vicio que no tienen ningún problema en hacerlo en público, con gente mirando. Se van a playas especiales, normalmente nudistas, donde saben que no tendrán tantos problemas. De hecho, hay lugares concretos en esas playas donde las parejas acuden a tener relaciones entre ellas, o con otras personas que hayan ido solas. Los intercambios swinger son otro punto extra de morbo más para estas situaciones, y se dan a menudo entre parejas algo más maduras. De día o de noche, en la arena o dentro del agua, el caso es que tener un encuentro sexual en la playa siempre resulta refrescantemente original y excitante. Pero hay que tener muchas cosas en cuenta si queremos hacerlo realidad, porque no todo es tan perfecto como parece.
Algunos consejos a tener en cuenta
Acudes a la playa con tu pareja, los dos muy excitados, sabiendo que algo va a pasar. Ponéis las toallas en un sitio retirado para que no haya mirones, y empezáis a acariciaros y desnudaros. La cosa se va encendiendo, y ya no podéis más. Lo hacéis allí mismo, con protección, y sintiendo el ardor del sol en la piel, así como el de la arena. Por muy bien que vayamos preparados, las condiciones del día pueden hacer del encuentro una pesadilla. Mucho calor, aire… Lo mejor es llevar siempre protección para la piel, además de los preservativos, y escoger a ser posible un lugar donde no haya mucho viento. Si en lugar de una toalla podemos llevar una manta o una sábana más amplia, ganaremos en espacio y en comodidad.
Si preferís ser algo más discretos y vuestro objetivo es hacerlo en el agua, las precauciones deben extremarse incluso más. Los peligros de ser engullidos por la marea son reales, así que no os metáis demasiado profundo, aunque eso os sirva para pasar más desapercibidos. El hecho de hacerlo en un entorno tan poco habitual también puede ser problemático, tanto para él como para ella. El agua del mar es salada y puede llegar a escocernos mientras practicamos el sexo. Si lo hacemos además con condón, este puede sufrir por el roce y salirse, así que no está de más tomar precauciones especiales. Después del polvo, la ducha debe ser imprescindible para poder quitar de todo nuestro cuerpo la arena y el salitre.
Con tu pareja… o con una prostituta
Muchos quieren cumplir esta fantasía, pero se encuentran con la tajante negativa de su pareja. Las chicas tal vez no están tan dispuestas a darlo todo en este tipo de ambientes, por miedo a ser descubiertas o grabadas. ¿Cómo cumplir entonces nuestro deseo? Acudiendo a las profesionales del placer, que siempre están dispuestas a hacer realidad ese tipo de situaciones para nosotros. Las prostitutas están acostumbradas a todo tipo de peticiones extrañas y locas, así que tener sexo en el mar será para ellas algo casi rutinario. Escoge a una que te de confianza y que sepa hacerte sentirte cómodo en todo momento, y busca el lugar perfecto para cumplir esa fantasías. Además, al hacerlo con una profesional, el polvo seguramente sea aún más inolvidable.