Nunca ha sido fácil ser emprendedor, pero es cierto que estamos viviendo momentos mucho más complicados para cualquiera que desee sacar adelante a su empresa. Las consecuencias de la pandemia del Covid 19 se dejan sentir en todo el mundo, y están afectando de manera especialmente cruenta a ciertos negocios que tal vez no llevaban mucho tiempo en pie, y que han visto como esta devastadora pandemia les ha obligado a cerrar, por confinamiento, o simplemente por no ser comercios de primera necesidad. La situación se ha vuelto muy compleja, pero ahí es donde se nota la grandeza de los verdaderos emprendedores. Allí donde otros ven una crisis, ellos encuentran una oportunidad para empezar de nuevo, para mejorar su negocio o para ampliar horizontes.
No cabe duda de que sacar adelante un negocio en estas condiciones es actualmente muy complicado, y aun así, han surgido empresas en tiempos de pandemia que han logrado destacarse, gracias a estar en el momento adecuado en el tipo de negocio perfecto, y dirigirse al público que le interesa. El emprendedor lo es por naturaleza, porque siempre ha tenido esa pasión por crear, por empezar cosas y desarrollarlas, aunque luego muchos no siguen esos sueños. La diferencia entre el emprendedor y la persona que solo se queda trabajando para los demás es que el primero toma las riendas de su vida y de su destino y decide que vale la pena arriesgarse para cumplir con lo que siempre ha querido. Para ser un buen emprendedor debemos tener valores y características muy concretas. Y aquí te vamos a contar cuales son las principales para poder convertirte en un emprendedor con éxito y cumplir tus sueños empresariales.
Creatividad
Uno de los rasgos que más caracterizan a los emprendedores es su creatividad, ya que son personas que se esfuerzan por fomentar las ideas y desarrollarlas, convencidos de que lograran solventar cualquier problema que surja en el camino. No se trata solo de tener buenas ideas, ideas originales que nadie más había tenido hasta entonces, sino también de dar solución a cualquier impedimento que se nos presente. Lo que habitualmente se conoce como “buscarse la vida”, siendo creativo en las soluciones, en la forma de afrontar los momentos complicados como este que estamos pasando, adaptándonos a lo que viene y utilizándolo siempre para aprender, para ganar experiencia y seguir desarrollando nuestras ideas.
Confianza en sí mismo
Un emprendedor puede parecer un temerario a ojos de aquellos que no se atreven a dar los mismos pasos que él está dando. Simplemente se trata de tener confianza en uno mismo, de desarrollarla con el tiempo, porque eso se tiene, pero también se puede perfeccionar. La confianza en nuestras ideas, en nuestros proyectos, debe ser imprescindible para poder aportar todo lo que llevamos dentro y conseguir contagiar esa misma confianza a los demás, a todo el que trabaje para nosotros y a los propios clientes. Esa confianza nos hace más cercanos a ellos, nos aporta el valor suficiente para afrontar los momentos complicados y demuestra que vamos a por todas con nuestros proyectos, que no son simples caprichos, son sueños que queremos cumplir, y nos estamos esforzando en ello.
Responsable y con madera de líder
Está claro que una persona poco responsable no puede llevar adelante una empresa, por el simple hecho de que no tomará las decisiones apropiadas, o directamente, se desentenderá de todo cuando la situación empiece a complicarse. Hay que estar muy preparado para esa presión y esa responsabilidad de tener sobre tu espalda el poso no solo de tu trabajo, sino del de todos tus empleados, que en muchas ocasiones, en las pequeñas empresas, con como de tu familia. Ser un líder no significa mandar, como muchos crean, sino marcar el camino, liderar a los demás por la senda que creemos correcta, entenderles, apoyarles, exigirles, sacar su mejor cara, para que todo eso revierta en positivo en la empresa, y por tanto, no solo en nosotros, sino también en ellos, en su trabajo, en su sueldo. Necesitan a alguien que les guíe, y el buen emprendedor debe ser líder antes que jefe.
Con poder de iniciativa
Si estás leyendo este artículo no te preocupes, porque al menos tienes un poco de iniciativa, que ya es suficiente para empezar a trabajar en aquello que quieres conseguir. Para muchos, la vida simplemente consiste en dejarse llevar, en pasar por aquí siguiendo el camino que otros ya han abierto. No toman la iniciativa, solo se dejan llevar. Sin embargo, los auténticos emprendedores son los que salen de la zona de confort para explorar lo que hay más allá, para conocer hasta donde se puede llegar, para abrir nuevos senderos. La iniciativa va intrínseca en la propia capacidad de emprendimiento, y debemos ser conscientes de que al ser pioneros también vamos a sufrir mucho más que los que vengan detrás, pero el orgullo de abrir caminos suele ser suficiente para atrevernos.
Apasionado por lo que hace
Si nos tuviéramos que quedar con un solo consejo de todos los que hemos expuesto, sería este: ama lo que hagas. Cuando una persona está trabajando en aquello que verdaderamente le apasiona todo es mucho más fácil. Se interesa de verdad por todo lo que ocurre, aporta ideas, le da vueltas a la cabeza para llegar a soluciones que solventen los problemas… Pero también aporta ilusión, trabajo y mucho esfuerzo, algo que puede pesar si estamos en un negocio que realmente no nos gusta. No será solo mejor por saber del tema o tener experiencia en lo que estamos haciendo, sino también por el propio hecho de amar cada día nuestro trabajo y levantarnos con ganas de superarnos a nosotros mismos, de mejorar y llegar mucho más allá, tomando la pasión por bandera y atreviéndonos a dar esos pasos al frente.